Mirad: el Mar tiene influencia singular
sobre mí. ¡Los animales son tantos!
Valía la pena perseguirlos en alta mar;
valía la pena verlos saltar por entre las olas.
El Mar, ese mundo que los hombres no habitan,
inmenso, ¡tan bello y tan perfecto!,
el Mar tiene influencia singular
sobre mí. Yo bien que quería ir a ver las olas:
valía la pena verlas correr
locamente; valía la pena
ver cuál de ellas entraba primero en la bahía.
¡Ah!, el vasto mar, entre tanto, nos va hablando,
sí, va hablándonos interiormente,
y comprendemos su lengua:
es una lengua que se entiende.
(¡Ah!, ¡qué impresión nos provoca el Mar!)
Poesia & Ficção
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