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Siglos XVII · XVIII
Los encargos llegados de Holanda
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partir del último cuarto del siglo XVII, y durante casi cincuenta años, llegaron a Portugal varios conjuntos monumentales de azulejos producidos en Holanda.
La superioridad técnica de los azulejos holandeses, concebidos por pintores de reconocido prestigio, como Willem van der Kloet y Jan van Oort, y el uso de tonos de azul, evocando la porcelana china, fueron dos circunstancias que agradaron sobremanera al público portugués. Ese éxito se vio respaldado por la aproximación al gusto portugués en la realización de los conjuntos monumentales.
Estas importaciones obligaron a que los talleres nacionales reaccionaran y solicitasen la participación de pintores con formación académica. De esa manera se daba cumplida respuesta a una clientela cada vez más exigente. Ante estas nuevas perspectivas del azulejo portugués, las importaciones de Holanda comenzaron a decaer. El último gran encargo data de 1715.
Además de los grandes paneles decorativos de esta época, llegó desde los Países Bajos otra modalidad que fue bien acogida y rápidamente adaptada: los azulejos sueltos decorados con una escena o figura autónoma. Se trata de un tipo de azulejo más intimista, menos espectacular, propio del gusto holandés, recreado en Portugal de acuerdo con los patrones de su tradición, con molduras pintadas sobre el azulejo.
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