Siglos XVIII · XIX
El Neoclasicismo
finales del siglo XVIII, teniendo como foco principal la Real Fábrica de Loza de Rato (Lisboa), la azulejería asimila el neoclasicismo, estilo internacional divulgado a través de los grabados de Robert y James Adam y asociado en la producción de azulejos portuguesa a los paisajes de Jean Pillement.
Los paneles ocupan ahora sólo los zócalos y se articulan con paredes pintadas al fresco o sólo blanqueadas, desnudas, ganando levedad y ampliando el catálogo de temas y composiciones. Esta producción es, sin duda, una de las más sorprendentes de la azulejèría portuguesa.
La pintura de los paneles son leves ornatos de delicada policromía, sin perspectiva ni juego de volúmenes. Los centros están ocupados por medallones monocromáticos ejecutados con una precisión caligráfica. Sintonizan con el gusto de la nueva burguesía, que surge en ese momento como importante clientela.
Los nuevos motivos narran historias de ascensiones sociales o representan figuras elegantes de la época. Mientras tanto, la Iglesia continúa demandando sus tradicionales ciclos religiosos y la nobleza sus temas preferidos hasta entonces.
Palacete Pombal,
Lisboa, ca. 1800.
fotografía: Carlos Monteiro (DDF-IPM)
Panel historiado,
Fundación José Berardo,
Funchal, ca. 1805.
fotografía: Carlos Monteiro (DDF-IPM)
Iglesia de S. Julián, Mafra,
1807 · 1808.
fotografía: Carlos Monteiro (DDF-IPM)
© Instituto Camões, 2000