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Siglo XIX
Las fachadas de azulejos
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on la afirmación definitiva del poder de una burguesía ligada al comercio y a la industria, (re)nacida tras el caos económico que supusieron para Portugal las invasiones francesas (1807-1811) y la guerra civil entre absolutistas y liberales (1832-1834), emerge un uso nuevo del azulejo.
En la segunda mitad del siglo XIX, el azulejo en serie, de menor coste, cubre miles de fachadas. Las fábricas más importantes se localizan en Lisboa (Viúva Lamego, Sacavém, Constância, Roseira) y Oporto-Gaia (Massarelos, Devezas), al norte de Portugal.
El uso de técnicas semiindustriales o industriales permitió una producción mayor y una repetición rigurosa de los patrones pintados. Las fachadas de azulejos, con su variaciones de color y luz, y los marcos de puertas y ventanas en cantería son dos elementos fundamentales del paisaje urbano portugués.
La concentración de las fábricas en Oporto y Lisboa, norte y centro-sur de Portugal, respectivamente, propició también la definición de dos sensibilidades diferenciadas. Es característico del norte el uso de relieves pronunciados, dejando entrever un gusto especial por el volumen y el contraste de luz y sombra. El sur conserva los patrones lisos tradicionales, sacándolos de los espacios interiores y mostrándolos, de una manera casi ostensiva, en las fachadas.
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