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Siglo XX
La renovación de los años 50:
los ceramistas
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a vía de recuperación del quehacer cerámico abierta por Jorge Barradas (1894-1971) permitió que los artistas más jóvenes se interesasen por la pintura sobre azulejo, como ocurrió con Manuel Cargaleiro (1927); permitió explorar las posibilidades estéticas de la plasticidad del barro y del azar inherente al manejo de los materiales, como se percibe en las planchas de revestimiento que Querubim Lapa (1925) realizó a finales de los 50 y en las décadas siguientes; así mismo, motivó la aplicación de un pensamiento visual moderno a la cerámica de revestimiento, como bien ilustran los trabajos desarrollados por Cecília de Sousa (1937) y Manuela Madureira (1930), entre otros.
En Oporto, el pintor Júlio Resende (1917) lleva a cabo desde 1958, en sintonía con proyectos de arquitectura moderna, una importante actividad como ceramista: composiciones figurativas sobre azulejos, placas cerámicas o, como punto culminante, su inmenso mural titulado «Ribeira Negra», de 1985.
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